Ciudad: Talcahuano.
Día: Un día Sabado.
Hora: 6 de la mañana.
Nos encontrábamos con Ricarda en nuestro acogedor patio cuando se escuchó un chillido detrás de una pala de lata; no era mi amada Ricarda ya que ella ladra al igual que yo; no era la Kenita ya que ella maulla y es bastante tranquila a menos que nos quiera jugar una de sus bromas. Eso tenía que ser la voz de un intruso. En eso llegó nuestro amo y levantó la pala. Se trataba de un roedor inmundo quien mordió a mi amada Ricarda y y comenzó la cruenta batalla entre ella y nosotros. Finalmente ella clavó sus colmillos en aquel aborrecible intruso quien no tuvo otra alternativa que entregarse a la muerte dado las sacudidas propinadas con audacia por Ricarda, quien terminó con la vida de este intruso mientras la gata Kenna miraba, impávida, desde lo alto.
KENNITA: Esto es impo sible, yo pensaba
que los perros basset eran de adorno.
RICARDA: Te equivocas pulguienta, eso no es cierto, nosotros también cazamos, incluso mejor que cualquier gato o gata, incluyéndote.
MICKY: Hey chicas, no se peléen o no habrá paseo.
Fin.
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