viernes, noviembre 02, 2012

'¿Y yo que culpa tengo?

 Una mañana se escuchó un grito de horror que venía del patio; se trataba de la perrita Ricarda, quien era la que ladraba. Mi madre fue a ver que le sucedía y la encontró con el ojo ensangrentado.  Como era de esperarse, alguien tenía que hacerse cargo de este daño y no encontraron mejor culpable que la pobre gata Kenna, la que a esa hora descansaba en el cálido patio de la casa. Mi madre precipitadamente la retó con duras palabras y  la gata, sin más salida, huyó despavorida a ocultarse.

   Esto me hace recordar la historia de una buena amiga acerca de un bebé que fue encontrado en el suelo y junto a él había una cuna dada vuelta y un sabueso con el hocico ensangrentado. Todo esto fué encontrado por un príncipe , el cual tomó su escopeta y disparó al pobre animal, acabando con su vida. Este precipitado príncipe caminó hacia la habitación contigua y vio allí a un lobo muerto.

    Cuando mi padre llegó a casa, le contaron todo lo de la perrita y luego de todo esto señaló con toda la calma del mundo que la gata y la perrita se llevaban bien y que era extraño que haya pasado algo así. Luego de una revisión exhaustiva, nos dimos cuenta de que la responsable era una garrapata que se había hecho del ojo de Ricarda, hiriéndolo de una mordida. Y todos que pensábamos que habían sido las poderosas garras de la gata Kenna. Al día siguiente, los perritos fueron bañados y fue ahí cuando se descubrió la prueba definitiva que limpiaría de toda culpa a la felina de la casa.. El remedio que nos recomendaron para bañar a los perros y librarlos de las garrapatas se llama "DIAZINON" y dicen los expertos que es bastante bueno. De hecho y por causa de esta emergencia, es que Ricarda será operada en un centro veterinario, prontamente.

  En casos como estos solamente me queda decir que no es tan bueno juzgar aceleradamente  Uno ve lo que quiere ver y a veces la  acelerada suspicacia nos puede hacer pasar malos ratos. Menos mal que a la gata kena no le hicieron nada.

significado de Ri-Ke-Mi