

Hace un par de días me bañaron y ya a estas alturas estoy resignada, ya que ellos son bastante persuasivos para esto, pero con Micky se les hace más dificil de convencer.
Pero la parte divertida es cuando nos sacan a pasear, podemos divertirnos haciendo cosas divertidas y hacemos migas con otros perros de nuestro barrio en la plaza, pero a
Micky siempre se le cae la hilacha y termina acercándose donde no debe.
Lo único injusto es que cuando nos bañan esa gata Kena siempre se escapa del baño. Esa gata, algún día se caerá al agua.
Nota: Esta historia está contada como si Ricarda la hubiese posteado.